Al hilo de que se comentaba en una entrada anterior, hoy en día todavía es común que las personas con algún tipo de discapacidad o diferencia sean vistas con cara de extrañeza por las calles o, simplemente, se espere poco de ellas. Las expectativas que la sociedad se establece para estas personas suelen ser escasas, por no decir mínimas. Pero, ¿por qué esperar tan poco de ellas sin pueden dar mucho de sí mismas? Me atrevería a decir que incluso tanto o más que algunas de las personas que se consideran normales. Desde mi punto de vista, todos tenemos distintas capacidades y características ¿Por qué tener miedo a lo extraño? ¿Por qué ese horror o acobardamiento ante nuestras diferencias si, como dice sabiamente el refranero español, en la variedad está el gusto? Teniendo en cuenta estas diferencias en términos de discapacidad prefiero hablar de variedad funcional, pudiendo hacer mayor hincapié en lo positivo que en lo negativo de las personas y reconociendo esa diversidad entre individuos.
Además, al fin y al cabo, todos somos personas y pensamos y sentimos. Todo se basa en el esfuerzo, la perseverancia y la confianza en éstas. Todos podemos hacer lo que no propongamos, dentro de nuestras posibilidades, teniendo confianza en nosotros mismos y en los demás.
Como defendemos en el blog, debemos potenciar y aprovechar las oportunidades confiando en la capacidad de crecimiento y evolución de las personas.
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